Salve!
Tras incorporarnos de nuevo a clase después de unas
merecidas vacaciones de navidad, nuestro magister,
al que ya todos conocemos, nos volvió a sumergir en el maravilloso mundo
romano. Esta vez se trata de un nuevo proyecto con el que estamos muy
ilusionados.
"Yo conozco mi herencia, ¿y
tú? fue un evento ideado por AMUPROLAG y la SEEC, sección de Murcia, en 2012
para reclamar un lugar para la Cultura Clásica, el Griego las Humanidades en la
LOMCE. Conseguido el objetivo, repetimos el evento." Así nos lo presentaba su página oficial.
Mi monumento asignado fue el Campamento de Vindolanda, al
principio no sabía de su existencia pero tras buscar información acerca de él
me levanto una gran curiosidad. Me parece un lugar maravilloso e interesante
que todos deberíamos conocer por eso os acerco un poquito más a su historia.
El fuerte romano de Vindolanda se halla cerca de la
población de Bardon Mills, al noreste de Inglaterra, en el condado de
Northumberland.
El fuerte fue construido en torno al 85 d.C., tras la victoria de las legiones
romanas. Guardaba la vital ruta este-oeste conocida como Stanegate. Se cree
que, durante la construcción del Muro de Adriano, el el propio emperador estuvo
alojado en Vindolanda. Tras la
construcción del Muro de Adriano, el fuerte fue brevemente abandonado, siendo
nuevamente ocupado, y reconstruido en piedra. A lo largo de su historia, el
fuerte romano de Vindolanda estuvo protegido por diferentes unidades militares.
Cada vez que una de estas unidades llegaba al fuerte, éste era reformado o
reconstruido.
Se conservan principalmente vestigios del fuerte romano
correspondientes al periodo en que fue construido en piedra, son
visibles los restos de principia o
cuartel general; del praetorium o
residencia del comandante de la guarnición, algunos de los barracones de los
soldados, las letrinas, restos de viviendas y las termas.
Lo interesante de esta construcción romana son los hallados documentos escritos más antiguos de la
historia de las Islas Británicas: las tabletas de Vindolanda. Se tratan de
pequeñas piezas de madera que han sobrevivido al duro clima británico hasta
nuestros días, utilizadas como correo por los romanos. Dichas cartas son el
reflejo fiel de cómo debía ser la vida en la Britania romana y entre los miembros
del ejército. No se trata de textos literarios, crónicas de importantes eventos
históricos, o escrituras de personajes célebres. Al contrario, dichas cartas
nos hablan de las actividades del ejército, como las guardias, quienes estaban
de permiso, quienes en misión de exploración y quienes de baja por lesión o
enfermedad. También nos detallan la logística del campamento, puesto que
contienen inventarios de suministros, pedidos de material "a la
central", u órdenes de reparación de armamento y fortificaciones.
Algunas, nos permiten adentrarnos en la vida social de la
guarnición, donde las esposas de oficiales y de civiles intentaban llevar una
vida normal y lo más importante de todo es que tanto los redactores de las
cartas como los destinatarios son múltiples y variados. Esto se ha podido
comprobar no sólo por el remitente y destinatario sino porque también se han podido
reconocer casi tantas caligrafías (las cartas estaban escritas a mano) como
cartas. Esto implica que el nivel de alfabetización en el ejército romano debía
ser bastante alto. Obviamente no podemos generalizar al conjunto de la
sociedad. Sin embargo, no deja de ser significativo que este grado de
alfabetización se dé en un remoto campamento de frontera.
Aquí os muestro una de las tantas cartas que he podido
encontrar:
Saludos de Claudia
Severa a Lepidina.
En el 3er día antes de
los Idus de Septiembre, hermana mía, para el día de celebración de mi
cumpleaños, te hago llegar una cálida invitación para asegurarme de que vengas
a vernos, y que hagas más agradable esta jornada con tu presencia. Saluda de mi
parte a tu Cerial. Mi Aelio y mi hijo os envían sus saludos. Te esperaré,
hermana.
Adios hermana mía, mi
alma querida, a quien deseo prosperidad y salud.
A Sulpicia Lepidina,
esposa de Cerial, de parte de Severa.
(Tab. Vindol. II 291)
Actualmente el Campamento de Vindolanda puede ser visitado
al igual que su museo, donde están expuestas algunas de las cartas, además para
favorecer la comprensión del fuerte, se han realizado una serie de recreaciones de las estructuras
defensivas del fuerte y del Muro de Adriano, en piedra y madera, así como de un
templo y una casa romana.
Gracias al proyecto hemos
averiguado que los romanos nos han dejado una maravillosa herencia, desde
grandes acueductos, circos, teatros… a pequeños monumentos o aldeas repartidas
por todo el mundo y que aún se siguen conservando mejor de lo que podíamos
imaginar, pues estamos hablando de hace más de 1500 años desde su construcción.
Finalmente estoy casi segura de poder decir que, Yo conozco mi
herencia, ¿y tú?.
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