jueves, 9 de abril de 2015

MARCO VALERIO MARCIAL.




Poeta hispanorromano, uno de los más notables escritores de epigramas satíricos de la antigüedad. Sus versos ofrecen un retrato vivo y en ocasiones nada satisfactorio de la Roma imperial durante la segunda mitad del siglo I. 
Marcial nació en Bílbilis (Hispania) y alrededor del año 64 se fue a Roma en busca de fortuna. En esta ciudad llevó la vida de un hombre de letras itinerante y pobre. Entre sus amistades figuraban eminentes literatos y hombres de leyes, como Plinio el Joven, Juvenal y Quintiliano. Posteriormente se ganó el favor de los emperadores Tito y Domiciano, y fue nombrado miembro del orden ecuestre (una clase de ciudadanos con fortuna, al margen del orden senatorial). Su Liber spectaculorum, la obra más antigua de las que se conservan de este autor, celebra los actos de inauguración del Coliseo, presididos por Tito en el año 80. Tras una estancia de treinta y cinco años en Roma, Marcial regresó a Hispania en el año 98 y murió en su tierra natal.
 Antes de morir nos dejó su obra más destacada, los Epigramas (86-102)
. Estos abarcan doce volúmenes que incluyen los más de 1.500 poemas breves en los cuales se basa su fama. Los epigramas, como dice su definición, es una composición poética breve que expresa un solo pensamiento principal festivo o satírico de forma ingeniosa. De métrica y estrofa variable, atacan las debilidades universales, aunque en su mayoría están dirigidos a un individuo, real o imaginario, y marcados por una visión cínica de la naturaleza humana y un ingenioso y satírico giro de la frase. Unos lamentan la mezquindad de los patronos, otros piden préstamos o favores; los dirigidos al emperador Domiciano parecen artificiales e intencionadamente halagadores. Muchos reflejan la brillante vida romana, y en ellos se pone de manifiesto la admiración de Marcial por el heroísmo del pueblo romano en los días de la República, el afecto hacia los propios amigos y su amor por la vida campestre. La ironía de su obra sentó las bases del epigrama moderno.

M. Valerius Martialis,
Epigrammata 3.52
                      (A Tongiliano, que perdió su casa en un incendio)

Empta domus fuerat tibi, Tongiliane, ducentis:
Abstulit hanc nimium casus in urbe frequens.
Conlatum est deciens. Rogo, non potes ipse videri
Incendisse tuam, Tongiliane, domum?

Habías comprado, Tongiliano, una casa por doscientos mil:
un accidente demasiado freceunte en Roma se la llevó.
Se recogió diez veces más. Te pregunto: ¿no puede parecer,
Tongiliano, que has incendiado tú mismo tu propia casa?

Este es uno de los muchos epigramas de Marcial, en él se está dirigiendo a un individuo, Tongiliano. Este compro una casa pero desafortunadamente un incendio acabo con ella. Los incendios, uno de los accidentes más frecuentes en la Antigua Roma. Sin embargo Marcial acusa y sospecha que su amigo pudo quemar la casa intencionadamente, ya que tras el incendio de esta, Tongilano la vendió y obtuvo más dinero de lo que le había costado la casa en un principio.