Diana, protectora de la naturaleza y diosa delos bosques y
de la caza, además era la diosa de la naturaleza, la fertilidad y el
alumbramiento. Las mujeres que estaban embarazadas la invocaban para recibir su
ayuda durante los dolores del parto, así como su protección para ellas y su
descendencia. Diana era también la diosa de la curación.
Gemela del dios Apolo, nació la primera en la isla de Delos,
de la relación del dios Júpiter y Latona, y se cuenta que fue tal dolor el que
sufrió, que Diana tomó la decisión de guardar siempre su virginidad y
permanecer soltera al igual que su hermana Minerva. Ambas divinidades serían
conocidas como las vírgenes blancas. El nombre de Diana significa "la que
brilla" por lo que Júpiter convirtió a Diana en la personificación de la
Luna paralelamente a su hermano que era la imagen del sol.
Frecuentemente alabada por su agilidad y belleza y sobre
todo las dotes para la cacería. Era la caza su constante ocupación, obtuvo su
arco y flechas de su padre Jupiter, además de una corte de sesenta Ninfas,
llamadas Océanas u Oceánidas, y veinte llamadas Asias; estás ninfas debían
guardar también los votos de celibato.
Diana no era precisamente una diosa benévola, siendo
conocida por su carácter vengativo y cruel, no dudando en ningún momento en
destruir a aquel que despertase su ira. Buen ejemplo de ello es su venganza
contra Calisto, una de las ninfas de su corte que quedó embarazada faltando a
sus votos, y transformada en oso para ser después desterrada. No tuvo mejor
suerte el pobre Acteón, un pastor que tuvo la suerte o desgracia de ver a Diana
desnuda mientras tomaba un baño. Como castigo la diosa lo transformó en venado
(animal tótem de la diosa Diana) y luego mandó a sus perros a devorarlo.
Se la representaba bajo los rasgos de una cazadora joven,
acompañada de un perro o de una cierva, como vestido un chitón dórico solo
hasta las rodillas, cuyos pliegues se recogían por debajo del pecho. Junto con
su arco y flechas a la espalda. Y la Luna creciente sobre su frente. El culto
romano de Diana incluía a dos acompañantes, una de ellas era Egeria (ninfa
acuática) y Virbio (el señor de los bosques).
Diana fue la patrona de las personas de clase baja,
particularmente de los esclavos, que podían acudir a un templo consagrado a
Diana para solicitar asilo y recibirlo, el más célebre de los templos que se
erigieron a Diana fue el de Éfeso, donde la cazadora había asimilado a la diosa
de la fecundidad asiática.
Paradójicamente, Eróstrato, que era un hombre oscuro, pero
muy vano, por el necio afán de que hablasen de él y fuese nombrado en la
historia, prendió fuego a aquel magnífico templo la misma noche en que nació
Alejandro el Grande.
El culto a Diana se expandió por todas las regiones
montañosas de Grecia como Arcadia, el territorio espartano, el monte Taigeto,
Élide y Laconia entre otras. Su mayor templo se encontraba en Éfeso, donde la
cazadora había asimilado a la diosa de la fecundidad asiática.
Las fiestas en su honor comienzan el 13 de agosto y son las
llamadas Vertumnales. Por ser el día más caluroso del año se representa a la
diosa con una antorcha en su mano derecha. En esta noche los festejos se
realizan en un bosque. Las vestales portan el fuego sagrado y las ninfas
bendicen las aguas. Las mujeres favorecidas por la diosa acuden adornadas con
guirnaldas, y los devotos construyen un improvisado templo en el que dejan toda
la noche sus lamparillas encendidas. Al día siguiente, 14 de Agosto, en el
curso de los festivales de Diana está dedicado al joven Hipólito, hijo de la
amazona Hipólita, devoto y compañero de caza de la diosa, pisoteado por sus
propios caballos como castigo de Poseidón por rechazar reiteradamente el amor
de las mujeres. Finalmente el 15 de Agosto finaliza el festival de la virgen
Diana, hoy la juventud es purificada con el agua y se celebra un festín
consistente en vino, cabrito, tortas humeadas sobre ramas de manzano repletas
de fruta.